En los años que llevo impartiendo clase, siempre me ha gustado preguntar a los/las alumnos/as los primeros días del curso cómo les gustaría que fuesen las asignaturas que imparto. He comprobado que buena parte de las respuestas se centran más en la forma que en el fondo, más en el proceso de enseñanza que en el del aprendizaje, más en el rol del profesor que en el del alumno/a . Son muy frecuentes respuestas del tipo: «me gustaría que las clases fueran amenas, divertidas, entretenidas». Algunos/as aluden a la percepción del tiempo -«que las clases se hagan cortas», mientras que otros/as recomiendan un sinfín de estrategias metodológicas docentes -«que utilices vídeos», «que nos pongas audiovisuales», «que hagas debates», etc.-.
Aún no he podido leer el último libro de Mario Vargas LLosa, «La civilización del espectáculo» (Ed. Alfaguara, 2012), pero sí he leído algunas de las reseñas que se publicaron cuando salió al mercado y me parece muy sugerente su reflexión sobre la creciente banalización del arte y la literatura que ha privilegiado el «entretenimiento» para que los productos culturales «light», «ligeros» o fáciles» sean los que triunfen.
En mi actividad docente parto del hecho de que el aprendizaje (sea cual sea la materia, pese a lo que digan algunos/as compañeros/as) exige buenas dosis de esfuerzo, voluntad y disciplina. Por eso, no puedo compartir la demanda de los alumnos/as de «asignaturas light», de caminos fáciles y atajos simples para conseguir objetivos que no siempre son fáciles ni simples. Ahora bien, pienso que las cosas que cuestan (y aprender cuesta… ¡y mucho!), las que requieren esfuerzos, se hacen mejor si te diviertes, te ilusionas, te «enganchas»… Creo, también, que las cosas que se aprenden con diversión, se recuerdan más y mejor. Diversión y aprendizaje no tienen por qué estar reñidos (¡al contrario!). Mi filosofía docente, la que trato de aplicar en mis clases, se basa en estas ideas. Ideas que se acercan mucho al planteamiento que alienta la experiencia que te invito a descubrir clicando en este vídeo.
¿A ti qué te parece? Te invito a dejarme un comentario al respecto. ¡Todas tus aportaciones serán para mí muy sugerentes!
Desde mi humilde punto de vista el reto del sistema educativo actual consiste en encontrar nuevas fórmulas de motivación que inviten a los alumnos/as a ser sujetos activos en su propio proceso de aprendizaje, a la vez que disfrutan y entienden que “aprender” no significa “memorizar”. Desde aquí mi felicitación a aquellos docentes que, como tú, se involucran en este reto (complejo) y optan por subir las escaleras.
Totalmente de acuerdo con tu comentario, Elsa. Es un importante reto en el que, sin duda, el sistema educativo, en general, y la universidad, en particular, se juegan mucho. Muchísimas gracias por tu aportación a este blog y por tu felicitación!!! Espero ser merecedor de ella!
Después de haber leído tus palabras.. la verdad me siento un poco mas motivada si cabe en este camino que tan solo hace unas semanas que comenzó, para mi esta es una aventura a la que le puesto mucho esfuerzo y como bien has compartido tú. Esto de aprender si se hace con ilusión deja en nosotros un huella y nos cambia y eso es lo que espero. Gracias por tu ilusión, transmites muchas ganas y eso se contagia..¡Deseo que esta aventura sea fructífera para todos/as!
Muchas gracias, Aroha, por tu comentario y por transmitir tanto entusiasmo con tus palabras! Sin duda, también me motiva a mí aún más en esta apasionante aventura que es la actividad docente. Mis mejores deseos para la asignatura que vamos a compartir!
Bueno yo creo que poco más hace falta añadir, creo que queda bien claro que las personas nos movemos o tendemos más a movernos en dirección a lo que nos motiva,y es que desde hace tiempo en el telediario mismamente se puede ver las diferentes técnicas que salen para que los profesores recojan toda nuestra atención, pero ahora sé que no simplemente es aplicar algo, sino saber hacerlo, de momento lo estás consiguiendo y yo desde luego estoy «enganchada» espero que tenga buenos resultados para ambos.
Que estés «enganchada», Ángela, es el mejor comentario que podía recibir de ti! Te aseguro que voy a intentar que no te desenganches! A ver si lo consigo… Muchas gracias por tu comentario. Me anima a seguir en la línea que hemos comenzado!
Yo también pienso que estando motivada ,el aprendizaje mejora ya que lo que estudias te resulta entretenido e interesante ,y con tu entrega a la docencia es mas fácil comprender las clases.
Gracias, Patricia, por tu comentario! La motivación es importantísima. Yo parto de la idea de que la mayoría de vosotros/as la tenéis. Es mi obligación (y mi reto) que la mantengáis y la incrementéis a lo largo de todo el curso. En ello me empeñaré con todo mi esfuerzo. Espero que, al final de este viaje juntos, me cuentes si ha sido así! De nuevo, gracias!
Como te contesté el primer día de clase, después de haber hecho la carrera de Magisterio, si te soy sincera, he pasado cuatro años viendo cómo muchos profesores nos “convencían” de cuál era el mejor método de enseñanza (clases magistrales, clases participativas, profesor hueso y borde, profesor “enrollado y moderno”, debates, copiar apuntes, usar el libro, utilizar libros…) Y también, después de haber pasado dos periodos de prácticas en colegios, personalmente creo que no hay un método estrella, uno ideal, sino que va acorde con la forma de ser de cada uno, ¿que dicha forma de ser se puede cambiar?, posiblemente. Después de esta reflexión personal sobre los métodos de docencia, personalmente el que tú utilizas en clase es el más parecido al que siempre me han “vendido” como el mejor, clases participativas, que no se hagan largas y pesadas, sino que aparte de dar la teoría que tenemos que interiorizar, metes pequeñas cuñas con anécdotas curiosas, personales o históricas; esto hace que los contenidos se afiancen mejor, ya que tenemos algo curioso como son las atribuciones anecdóticas con los que relacionarlos y recordarlos.
Como conclusión final a esta “parrafada”, siempre tendré presente una frase que me dijo una profesora de esta Facultad y que he puesto en todos los escenarios en los que he trabajado, sobre todo con niños, en práctica, “si quieres que recuerden lo que les quieres enseñar sin que tengan casi que estudiar, entra por sus aficiones para acabar saliendo por nuestras intenciones”.
Espero mucho del contenido de esta asignatura porque hasta ahora el profesor, me la está “vendiendo” muy bien y de forma muy atractiva e interesante.
Muchas gracias, Olga. Estoy de acuerdo contigo en la idea de que la experiencia docente es siempre una actividad única en la que la formación pedagógica y las herramientas y metodologías didácticas nunca son una receta infalible. Se trata de una aventura que siempre construyen conjuntamente el/la profesor/a y los/las alumnos/as. Mi gran reto es conseguir involucraros en la asignatura, motivaros, apasionaros por algo que realmente es apasionante! Espero, con vuestra ayuda, poder conseguirlo. Muchas gracias por tus palabras de ánimo!
Después de leer tus palabras como profesor ahora nos toca dar la opinión a los/as alumnos/as.
Personalmente estoy completamente de acuerdo con tu opinión, pues llevando tantos años en esto de ser alumna (y los que me quedan) he pasado por muchos tipos de clases y asignaturas así como también he tenido muchos tipos de profesores/as. Teniendo esto en cuenta puedo decir que las clases que más recuerdo, en las que más conocimientos he obtenido, han sido esas en las que el nivel de exigencia no era bajo en absoluto, pero la manera de impartir las clases que tenía el/la profesor/a era diferente al que, hablando desde la experiencia, tienen la mayoría de los docentes, ese método que se resume a «el/la profesor/a llega, habla, cuenta lo que tiene que contar y se va».
En mi opinión ese tipo de clases no enseña nada. Los/as alumnos no retienen la información y se limitan a escuchar (o hacer como que escuchan) sin prestar verdadera atención, pues se hacen aburridas y cansadas y no facilitan la atención. Además pienso que al estar impartidas de esa manera, nosotros como alumnos/as, nos centramos en aprendernos el temario únicamente para aprobar los exámenes y, consecuentemente, la materia y que al final no retenemos nada. En cambio, las clases que son más activas, que facilitan la atención, que sean atractivas para nosotros/as y además los/as alumnos/as interactúen entre ellos/as y con el/la profesor/a, incluso creando debates, son mucho más productivas y eficaces, pues no sólo facilitan la comprensión de la asignatura sino que además de enseñarte el temario, te enseña a pensar, a razonar y también hacen que recuerdes mucho mejor las cosas que aprendes y no sólo las memorices para el examen.
Ya para acabar, darte la enhorabuena por las clases que hasta ahora nos has impartido en 1º de Trabajo Social, la verdad es que me han resultado muy interesantes y muy sencillas de seguir y comprender. Espero seguir en esa línea con forme vayamos avanzando en el temario.
Un saludo.
Muchas gracias, Eva. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la enseñanza (en general) y la enseñanza universitaria (en particular) está más orientada a que el/la alumno/a apruebe que a que aprenda. Lamentablemente es un vicio del sistema en sí mismo: desde el planteamiento de las clases hasta la evaluación de su aprovechamiento, la lógica que preside todo es ésta. Tratar de cambiar esa lógica es difícil, pero estoy convencido de que puede hacerse. De nuevo, muchas gracias por tu comentario!