Sin duda, hemos de celebrar la reciente publicación del estupendo libro de María Rosa Herrera-Gutiérrez (ed.): Políticas públicas en tiempos de incertidumbre: aportes para una agenda de investigación. Tirant Lo Blanch: Valencia. El libro se estructura en torno a tres bloques temáticos: reflexiones transversales en torno al bienestar social y la política; retos en los escenarios globales y locales de los sistemas de bienestar; y desafíos tradicionales y emergentes en las políticas sectoriales.
En este último bloque se incluye un capítulo en el que he tenido la fantástica oportunidad de colaborar con Pablo de la Rosa Gimeno (Universidad de Valladolid) y Eva Sotomayor Morales (Universidad de Jaén). En este capítulo, titulado “Las políticas públicas de servicios sociales comunitarios: retos y desafíos” (págs. 365-382), hemos intentado identificar los retos más significativos que tienen planteadas las políticas públicas de servicios sociales y, especialmente, los dispositivos de atención social comunitaria. Exponemos reflexiones sobre el diseño, organización e implementación de servicios de atención social primaria y se apuntan algunas tendencias identificadas en este ámbito: innovación, coordinación sociosanitaria, articulación formal/informal, gobernanza del territorio, colaboración público-privada, etc.
El nuevo escenario socioeconómico marcado por las reducciones presupuestarias, los cambios sociodemográficos, la dificultad de acceso y precariedad en el ámbito laboral, las transformaciones en las estructuras familiares, los procesos de individualización, la crisis de los cuidados, los cambios en los valores, la sociedad del conocimiento, los avances tecnológicos y de telecomunicaciones, la aparición de nuevas formas de colaboración y cooperación social, la fragmentación y recomposición de los sujetos… está provocando, además de cierto desconcierto, la diversificación, el aumento y la intensificación de problemas y necesidades sociales y no admiten como respuesta “la inercia o la continuidad, el retoque o la poda, sino más bien la innovación y la transformación” (Fantova, 2014). Las decisiones presupuestarias de las administraciones públicas en la vía de la contención y la reducción del gasto y la inversión social, las reorientaciones de las políticas de salud, educación, empleo, etc. con las presiones derivadas de estos sistemas… están suponiendo considerables tensiones en las políticas públicas en general, en los servicios sociales en particular (especialmente, en los diferentes dispositivos encargados de su implementación), en los programas y proyectos que éstos desarrollan y, cómo no, en el ejercicio de los/las profesionales con el encargo de articularlos.
Estas tensiones exigen una reflexión acerca de la misión y la orientación de los servicios sociales comunitarios así como sobre las estrategias para dar respuesta a los distintos retos que este nivel tiene planteados: los procesos de empobrecimiento y exclusión social, las situaciones de dependencia, la quiebra de los sistemas tradicionales de apoyo informal y la aparición de nuevos agentes en la arena social. El momento nos obliga a revisar los modelos de intervención social y de las acciones a implementar por los diferentes dispositivos de atención social, de manera que se garantice una adecuada evaluación y una efectiva respuesta a demandas tradicionales y a las nuevas necesidades.
En algunos entornos se está procediendo a diseñar nuevos modelos de atención a las privaciones desde el enfoque de las capacidades y la acción colectiva, restaurando y potenciando el vínculo social, procurando con ello la recuperación de la cohesión social. Son apuestas que trascienden lo individual, profesional u organizativo para centrarse en la dimensión social acotada en el territorio. En un momento donde nada es lo que era, donde la incertidumbre y la atención a las emergencias se instalan como compañeros inseparables de la intervención, se hace necesario, más que nunca, destacar y poner en valor nuevas fórmulas de abordar la intervención social desde los servicios sociales comunitarios. Parece inaplazable la tarea de repensar, crear y consensuar:
- Nuevos valores y prioridades de la intervención.
- Nuevos enfoques de intervención social.
- Iniciativas alternativas e innovadoras de atención social.
- Nuevas fórmulas y espacios de colaboración público-privada.
- Los discursos de recuperación del sujeto y de su vinculación con la comunidad
- Estrategias eficaces de encuentro y entendimiento entre lo social y sanitario.
- Estrategias de integración de servicios pro bienestar en clave territorial.
- Refuerzo de los apoyos informales, articulación formal/informal.
- Procesos de recuperación del nosotros, de lo compartido.
- Consideración de la especificidad del medio rural como oportunidad para recuperar estilos de vida en comunidad.
- Incorporación de las TIC.
- Nuevos modos de generar y gestionar el conocimiento.
Te invito a leer el capítulo completo y, por supuesto, a hacerme/hacernos llegar tus reflexiones y lo que su lectura te sugiera. ¡Serán todas muy bienvenidas! ¡Muchas gracias!